Un trámite indispensable para inquilinos y arrendadores
En el ámbito de las transacciones inmobiliarias, el registro de un contrato de alquiler tiene una gran relevancia legal. A menudo, los propietarios no le otorgan la importancia necesaria a este procedimiento, por lo que es esencial conocer cómo se realiza y qué aspectos deben tenerse en cuenta al respecto. En Grupo Torremar te contamos por qué es un trámite indispensable a tener en cuenta.
El primer punto importante es saber quién debe hacerse cargo del registro y cómo llevar a cabo el proceso para asegurar que ambas partes estén protegidas legalmente. Aunque en algunos casos no es obligatorio registrar un contrato de alquiler, sí es altamente recomendable hacerlo. Este registro brinda una mayor seguridad frente a terceros y proporciona un respaldo en caso de disputas entre el arrendador y el arrendatario.
En particular, el registro es fundamental cuando se trata de un contrato de alquiler de vivienda habitual. Mientras que no es obligatorio registrarlo en el Registro de la Propiedad, sí es obligatorio hacerlo en la Agencia Tributaria. Esto permite al inquilino deducir parte del alquiler en su declaración de impuestos, lo cual puede suponer un ahorro fiscal importante.
Registrar el contrato también permite al arrendador incluir cláusulas que aseguren la recuperación inmediata de la posesión de la propiedad en caso de impago. Además, tener el contrato registrado facilita que el propietario pueda recurrir a la vía legal en caso de impago y proceder con el desahucio si no se salda la deuda en un plazo determinado.
El procedimiento para registrar un contrato comienza con la validación del contrato ante un notario. Después, tanto el propietario como el inquilino deben acudir al registro correspondiente para completar la inscripción. Es fundamental que ambas partes presenten la documentación necesaria, como identificaciones oficiales. El proceso también requiere el pago de ciertas tasas, que varían dependiendo del valor del contrato.
El coste total de registrar un contrato de alquiler, que incluye tanto los honorarios notariales como las tarifas del registro, oscila entre 100€ y 150€. Aunque lo común es que el arrendador asuma este gasto, también existe la posibilidad de que el inquilino se haga cargo, si así lo acuerdan ambas partes.
Registrar un contrato de alquiler ofrece varias ventajas, tanto para el propietario como para el inquilino. Este trámite no solo previene posibles conflictos, sino que también proporciona una mayor tranquilidad a ambas partes, asegurando el cumplimiento de los términos pactados.